El Mundo
y otras felicidades
En mil novecientos treinta y siete salí de mi madre pero entré en el
vientre del mundo. En mil novecientos cincuenta y cuatro caí violentamente al desierto
empujado por Jacques Prévert y otros poetas (Verlaine, por ejemplo, que era el dilecto
de Borges que es mi dilecto), y me encontré con Jesús, que me hizo nacer definitivamente
a losdiecisiete años y al costado del Atlántico (después, la lluvia borró mis
huellas y ya no supe regresar a casa.) De todas maneras, siempre sentí que había nacido
demasiado temprano o demasiado tarde, recién ahora siento que llego a tiempo a todas
las partes porque coincido con el tiempo de todos pues estoy en la eternidad de lo
esencial, por eso cualquier cosa que haga es inevitable. Ya no voy con el dedo acusador delante y se debilitaron mis instintos
criminales, dejé de maldecir y comencé a bendecir, ya no blasfemo, ahora agradezco. Por fin
tengo el esqueleto blando, y esto se lo debo al furioso baile de mi espíritu, ahora
voy y vengo fácilmente de mi mismo, mi hambre ya no necesita la comida y vaya adonde
vaya siempre estoy alrededor del alma. La poesía se ha quedado cerca y
embellece todo, por eso me escucha la gente. Fácilmente llego a la esencia de las cosas, donde constantemente nace algo. Todo lo que canto llega a destino porque yo
conozco el secreto: el mundo muere y renace constantemente y en cualquiera de sus
costados se
manifiesta lo milagroso (no hay desesperación que no sea iluminada, no hay
acto que no sea emocionante, todo feto avanza hacia el nacimiento.)
Desde que siento que soy parte del universo todo es melodía (ahora sé qué
bendijo a Tchaikovsky.) Sin tiempo ni espacio porque soy uno con mi destino (lo supe
al entregarme), voy en todas direcciones con el único ritmo. Estoy solo y
feliz, y eso significa que corté el cordón umbilical (qué plenitud se siente cuando uno
no extraña al vientre materno ni sueña con el más allá, qué serenidad la eternidad.)
Ahora puedo provocar vida en todas partes porque amo a cualquiera. Antes
me simbolizaba en el arte pero ahora me simbolizo en mi ser, por eso me son
fáciles los milagros, por eso las palabras son claras y la alegría mucha: ¡he
convertido mi vida en arte! Escribir es una aventura, un viaje de descubrimiento por los caminos menos convencionales de la vida. La literatura me abre la cabeza y el corazón,
por eso puedo tener una visión universal, salvarme de las mezquinas
parcialidades donde naufraga la mayoría.
Escribir es enamorarse del peligro, ejecutar el arte de vivir, entrar en
el ritmo del flujo y el reflujo, afinar al corazón con el vacío, a la oscuridad con la
revelación. Cada día me parezco más a lo que escribo, que es lo que mejor me podía pasar, lo que
quiere decir que al escribir fui planeando lo que quería ser, o el destino me fue
llevando la mano. De una u otra manera, emprendí un camino en el que me convertí.
En el principio todo fue confusión, oscuridad, telarañas que fui apartando
hasta llegar a éste infinito espacio pleno de luz y de aire puro. Comencé escribiendo una carta a mi padre, prófugo, pidiendo auxilio a
cualquiera, declarándole mi amor a un mundo que terminó enriqueciéndome y que hoy es
mi casa.
Por la literatura supe que la vida es interminable, por eso la obra del
hombre no tiene fin y ninguna historia es más importante que poder contarla (nada más
trascendente que lo que no tiene un propósito.)
Con la literatura traté de reflejar la totalidad en cada instante, y en
ese socavar constante encontré más fuego para mi fe (no hay creencia más grande que
entregarse a la vida.)
Escribiendo llegué al hombre que soy, sin divisiones en la cabeza, es
decir totalmente vivo (así quiero que me encuentre la muerte, es decir la próxima mudanza),
porque no se puede ver la totalidad por el ojo de la cerradura. Escribir me ayudó a
conocerme, es decir alcanzar mi punto central, que es ponerse en contacto con la
totalidad. Las palabras iban y venían con tanta gracia que me enseñaron a
desprenderme de cualquier cosa y a irme sin dolor de cualquier parte. Por las palabras conocí mi verdadera voz, única como todas las cosas del
universo.
El goce de escribir fue tan grande que no se me ocurrió pensar si era
bueno o malo, sólo corrí detrás de la belleza sin pensar en otra cosa, entonces mi vida se
convirtió en una hermosa y desaforada
experiencia religiosa, por eso me sentí, y me siento, un iniciado que sabe que el sacrificio es una ley de la vida, no la crucifixión (Jesús
la sufrió para que nosotros no tuviéramos que sufrirla.) El arte me enseñó a vivir directa e indirectamente, como los orientales
que aman a las sugerencias como los occidentales a lo obvio. El arte me enseñó a aceptar todas las maneras de la vida, todas sus
manifestaciones, lo que me gusta y lo que no me gusta, lo dulce y lo amargo, lo fácil y lo
duro sin miedo, que es lo que pudre a la mayoría antes de madurar. Ahora sé que todo lo que sucede es parte de la fantástica danza de la
vida, sea la fiesta o el hambre. Ya no separo a la guerra de la paz ni al bien del mal, ahora
sé que el único sentido es el cambio permanente del dolor a la alegría, de la victoria a
la soledad. Ahora sé que una sugerencia pesa tanto como un pan, como éste pan negro que como
en la maravillosa mañana de San Salvador, rodeado de flores y cerca de la guerra
civil.
Cada vez que estoy por llegar a algo recuerdo a Buda: cuando encuentres la
verdad ponle otro velo. En su vejez, Borges decía que la verdad, la fama y la singularidad eran
tres hembras que ya no lo excitaban. Controlo el tiempo que me pertenece para ser dueño de mis pasos por la
Tierra, vivo mi tiempo, no el de las prisas o las lentitudes que me rodean. A cada
instante aprendo a estar conmigo mismo, a detenerme, porque todos los problemas del hombre
residen en que no sabe quedarse quieto entre cuatro paredes. No hay nada como contemplar los sucesos desde el espacio de nuestro propio
tiempo, como es suicida olvidarlo para vivir el de los demás.
Nada como el fluir en el tiempo presente, que es el único lugar del hombre
porque el pasado ya no es y el futuro nunca será. Ayer fui a la casa de mi hermano el hombre pero no lo encontré porque se
había ido al pasado pues tenía un recuerdo. Hoy regresé a la casa de mi hermano el
hombre pero no lo encontré porque se había ido al futuro pues tenía un sueño,
lo que quiere decir que no pude encontrar a mi hermano el hombre en su verdadera casa, que es el
presente.
Robé una silla del paraíso para sentarme en el centro de mí mismo (nada como ver transcurrir al ilusorio tiempo en el propio espacio.) Curé mis enfermedades con solo vivir mi verdadero tiempo, estoy sano desde
que me dedico solamente a lo que me interesa, haciendo lo que amo, que es lo que
soy. Me salvo de la rígida sucesión del pasado, presente y futuro viviendo
intensamente el presente sin la melancolía del pasado ni la locura del futuro que nos
inhabilitan para la vida, que es ahora mismo, como esta manzana y esa flor.
La propia naturaleza de la que soy parte propone los cambios en mi tiempo,
por eso no me distraigo de ella con el reloj que solo marca generalidades, el tiempo
social, no el esencial. Por esta dependencia, el hombre perdió la percepción de los
ciclos que suceden en su interior, por eso no come cuando tiene hambre, dice que sí
cuando quiere decir no, no se acuesta cuando está cansado, hasta hace el amor por
compromiso (el
hombre primitivo se salvaba de esa carga suicida.) Se puede recuperar ese tiempo carente de duración estando en lo que
realmente queremos estar (si hacemos esto no necesitamos la agenda donde anotamos lo
que no nos interesa porque de lo contrario no lo olvidaríamos.) Esto lo consigue
el místico, el hombre religioso, es decir universal, no el dogmático, es un maravilloso
estado de conciencia a salvo de la época mental histórica, prisión donde se ahogan
tantos ciudadanos (el ciudadano depende del Estado pero el hombre de Dios, es
decir del amor, que es decir la Vida.)
Si no le presto atención el tiempo no existe, solo aparece por la cultura
de la obligación. Si me dejo transcurrir en el fluir del tiempo presente siento la quietud
activa, creadora, de la que hablan los místicos, ese éxtasis de la paz que es la poesía, el
mejor espejo de la realidad que la mayoría desconoce. La percepción que tenemos de la
sucesión de los acontecimientos en el tiempo depende más de la impresión que nos causaron que de los propios sucesos, son más
lo que pensamos que lo que fueron, es decir que estamos encadenados a supuestos,
extrañamos lo que odiamos, añoramos lo que nos hizo mal, recordamos lo que debería
haber sido y no lo que fue.
Los problemas no son necesarios para vivir
Me aparto del tiempo lineal, el tiempo histórico, el tiempo en el que se
hacen las cosas, el tiempo de los objetivos, el de los logros, el de las recompensas,
porque ese tiempo lineal solo es el tiempo en el que producimos por obligación, presos en
una cultura de consumo para la que es peor desperdiciar el tiempo que dejar sin producir
un capital,
por eso nos acostumbraron a pensar que los ideales, las fantasías, los
sueños y la imaginación, responsables de los progresos y el arte del hombre, son
pérdidas de tiempo. Pero podemos abolir el tiempo social, que no es nuestro tiempo,
porque en nosotros sobrevive lo que era tan natural para el hombre primitivo,
habilidad que nos permitirá obtener por propia experiencia, el gobierno de nuestro tiempo
para hacer lo
que amamos, que es la única manera de vivir, y hacerlo por nosotros
mismos, por nuestra propia felicidad, que despertará a los que nos rodean, natural y
poéticamente. Nada está terminado, todo está por comenzar, siempre podemos empezar de
nuevo, todo momento es buen momento, aunque algunos sociólogos aseguren que somos
viejos a los cuarenta años. Un ejemplo de que siempre es hora de empezar es Moisés que concretó el éxodo
a los ochenta años, o Aristóteles, que escribió sus grandes obras después de los
cincuenta y cinco años, o Copérnico, que escribió su Revolución Orbitum a los setenta
años, como Darwin su origen de las especies y Kant su Crítica de la razón pura. No
podemos olvidar que Picasso pintó hasta los noventa y un años, como Chagall, como Tamayo,
que pudieron crear porque se liberaron del tiempo social, como Henry Miller y
Macedonio Fernández, el que no creía en la muerte de lo amado ni en la vida de lo que
no se ama.
Estoy terriblemente solo, es decir, maravillosamente libre. Cuando
recuperé la autoestima mejoró mi calidad de vida, cuando me perdoné dejé de acusar a los demás (nada como vivir sin enemigos.) La autoestima es al
reino del hombre lo que la sobrevivencia es al reino animal. En todo el mundo encuentro señales que indican que llegó la hora de vivir
amplia y luminosamente, pero para éste cambio debemos saber qué es lo que queremos
para hacernos cargo de nosotros mismos, entonces trascenderemos lo radical, lo
sectario y lo político para crecer universalmente, para comprender que la verdad es una
sola y que
podemos abarcar una dimensión mas amplia que la materia.
En nosotros está la vida que se expande como el universo, del que es
parte. Nuestra intuición y nuestra creatividad nos ponen en contacto con los ilimitados
campos de la conciencia. Somos seres con una inteligencia trascendente, más allá de lo
racional, que estamos permanentemente atravesando un proceso evolutivo y fluctuante por
esencia, seres capaces de trascender a nuevos niveles de conocimiento en una
espiral de expansión infinita.
Busco esa nueva trascendente posición interna para una constante y
sensible confrontación de la realidad externa, por dura que ésta sea, entonces será
más firme, más constante, más afectivo, más efectivo, más generoso, más tolerante,
más realista, más humano. Conquistarse es la única conquista (la revolución fundamental es
revolucionarse),
entonces podré humanizar todo lo que me rodea. El futuro de nuestro
planeta depende de que cada uno se atreva a descubrir cómo ser mas ético y responsable
para cuidar su propia humanidad, cómo expandir su espacio y controlar mejor su
territorio, lo que le permitirá adquirir una perspectiva más trascendente que ayudará a que los
demás alcancen lo mismo a través del cada uno que hay en cada cual, entonces el
hambre, la guerra, la ignorancia y la desdicha desaparecerán de la faz de la tierra.
Llegarás naturalmente a lo que te pertenece, no por el deseo que conflictúa sino por el amor que crece. Me conmueve ver cómo se
abren las puertas del nuevo mundo que forjará el nuevo hombre, me excita la maravilla de cualquier crisis porque todas crisis es
el anuncio de un nacimiento, que siempre es un milagro (estoy seguro que ahora el
milagro es el nacimiento del hombre.) Por todas partes se insinúa el parto porque la humanidad es la embarazada,
por eso sospecho al hombre que Dios tiene previsto en cualquier mirada, en
cualquier gesto, en las manos del músico, del carpintero y de la madre, en el niño que canta
lo que no se imagina. Trabajo el nuevo espacio para el nuevo hombre que puedo ser, determino mi
vida, acabo con el automático responder y reaccionar como efecto porque ya sé
que el hombre es causa. Me hago cargo de las circunstancias de mi vida y
encuentro dentro de mí todas las respuestas porque me animo a saber quién soy, que es el gran
desafío. Después podré comprometerme con el funcionamiento de la humanidad, solo
después de saber quien soy y animarme a vivir como lo que soy, cuando haya encontrado
el significado de mi vida y pueda entender la vida que me rodea.
Si me atrevo a volver a mi niñez, cuando tenía sueños y visiones, también
puedo retornar a la época en que tenía la capacidad de renunciar, perder o
abandonar, cuando nada me importaba tanto como para encadenarme. Si lo consigo, la vida será
un juego, una fiesta que no dependerá de los resultados sino de la intensidad. Hoy,
en la ciudad de Panamá, verde y caliente, es el primer día del resto que me queda. No pierdas tu vida en convencer y gustar. Los conflictos son la confirmación de que el hombre tiene la cabeza divida
(el hombre entero no tiene pleitos porque vive lo que es, no lo que debería ser.) Los deseos constantes que multiplican los mercaderes producen conflictos
que, sumados a los pensamientos opuestos que producen las partes de la mente dividida,
traen desdichas que agotan al hombre que no sabe que sufre porque su mente
dividida solo provoca pleitos. Es difícil sospechar la totalidad de la vida si creo que
solo soy belga o ingeniero o protestante, ilusiones que me convierten en nadie y en nada
porque solo se es en la totalidad, que incluye todo, principalmente los sueños.
Esas divisiones empobrecen al hombre, lo arrinconan, lo transforman en un muerto en plena
vida.
No puedo ser moral si solo me creo bueno o malo, no puedo ser justo si
solo pienso en mi, no puedo conocer al mundo con una mente parroquial, no conoceré la
verdad si tengo intereses (la verdad está lejos de nuestros preconceptos.) Para vivir mejor hay que ser mejor. En Buenos Aires, Raúl Alonso pinta lo que debería haber pintado yo, como
Vallejo sufrió
inteligentemente para los ignorantes que jamás lo entenderían, como Neruda
descendió a la política en vano y Lorca fue inocentemente erótico. Aquí mismo el sol, como una revelación, aparece entre las nubes, se abre
paso a través de ellas como mi canción por las hendijas que dejan las gaseosas que
deciden, cobarde, dictatorialmente, qué música se escuchará en el mundo, en el mundo donde
muchos creen en la lucha de clases, y por esa razón no ven que el individuo puede
elegir la clase que quiera, pertenecer a una o a la otra o a las dos o a ninguna, que nada
le impide dirigir o ser dirigido, que puede elegir que su vida sea hambre o festín. La vida es hambre o festín, tú eliges.
Por creer que es una sola cosa (francés, musulmán, gobernador o comunista),
el hombre olvida que es todo, por eso cree que se habla de él solo cuando se
habla de Alemania, o se siente ofendido cuando se burlan de Inglaterra, o se siente
un patriota cuando gana en Wimbledon, o se enoja porque Maradona erró un penal (es el
mismo que se alegra cuando hace un gol con la mano pero lo acusa antes que la ley
por la cocaína.)
Por pensar en abstracciones como la patria, el hombre se distrae de sí
mismo, es decir de la única realidad porque solo cuando uno se da cuenta de sí mismo
existe el universo, es decir que cuando nos damos cuenta somos ricos (el amor por todas las
cosas hizo de Van Gogh un genio, el respeto por todo hizo de Borges un maestro, la
conciencia de que la humanidad es una familia ennoblece y agiganta a la Madre teresa de
Calcuta.)
El hombre reacciona de acuerdo a sus preconceptos, lo que quiere
decir que vive en una gigantesca confusión, va de un fragmento a otro, de reacción en reacción,
por eso la felicidad es fugaz, por eso vuelve a sufrir una y otra vez. Este pobre hombre depende de cada acto, nunca de la totalidad, a la que ni
siquiera sospecha, por eso solo ama a Elena, si lo ama, y odia al resto del mundo
porque cree que se interpone entre Elena y él. El hombre que tiene la cabeza dividida cree que pierde con Italia y que
gana con Brasil, no quiere entender que es parte del universo, es decir importante y
eterno, por eso se siente un ser miserable, una pequeña cosa en un oscuro rincón del mundo al
que llama San José, Tres arroyos, Tulancingo, Pasto, Cadaqués, Creta o Mc Allen, y
por estar fragmentado solo crea división tras división, es decir conflicto tras
conflicto, dolor tras dolor, fracaso tras fracaso, desdichas que afectan a todo su existir.
Es tan grande la ignorancia del hombre que cuando dice yo soy esto o
aquello cree hablar de una totalidad (cada fragmento que es, y son muchos, afirma ser
la totalidad, por eso lo que acepta uno por la mañana lo niega otro por la tarde, esa es
la ciclotimia que lleva al hombre de caos en caos, que transforma a su vida en una gran
confusión, que le hace adorar y odiar a la misma persona en un par de semanas, a
veces de un momento a otro si no actúa como él espera.)
El yo del hombre cree que el tú es otra cosa, le cuesta entender el yo-tu,
el otro extremo que lo confirma, no comprende que cuando dice yo soy también está
diciendo tú eres. El bien se nutre de sí mismo y el mal acaba consigo mismo (el tumor te mata pero muere contigo) Las ideas no me dejan descansar, y menos en el avión, excitado por los comentarios estéticos de Pérez Celis, que sabe que la inspiración viene cuando quiere,
por eso uno debe estar atento siempre. – Y la justicia, Cabral?
- En el poema que solo puede escribir la humanidad, la más alta sinfonía
que debemos componer todos. Justicia es armonía de desiguales.
La primer mañana de San José de Costa Rica es limpia, alegre y bulliciosa
por los alemanes, los norteamericanos, los franceses y los japoneses que llenan la
terraza del Hotel Costa Rica, balcón a la plazoleta pletórica de artesanos y músicos,
apoyada en el dignísimo Teatro
Nacional donde alguna vez canté fervores:
ahora sé que la misma luz
creció a Moisés y a Rembrandt
ahora se quién es el dueño
de mi pasado confuso
ahora sé a quién pertenecen
todos los que fui
y no inútilmente
porque por ellos estoy aquí
amada mía
ahora sé por qué murieron
los que murieron
y por qué cantan las aves
ahora comprendo el dolor de mi madre
porque estoy enamorado
ahora sé dónde quedó mi niñez
y cómo encontrarla
para qué son tan bellas las cigüeñas
y por qué aman a las campanas
ahora comprendo el poder infinito
de las flores
y las profundas voces del silencio
ahora sé que la serpiente es otra maravilla
de éste maravilloso mundo
que el pecho es una hoguera quieta
y los ojos un volcán que se prepara
a invadirlo todo
que la sombra es otra forma
de la luz
y que el recuerdo es una medida
del corazón
ahora conozco los caminos
que llevan a la música
y los caminos que ésta sugiere
porque estoy enamorado
ahora sé que amar es ser eterno
y que la muerte es otra forma
de este bendito incendio
ahora tengo con quien compartir
a Rilke y a Picasso
a Mahler y a Lao Tsé
a Gibran y San Agustín
al pan y los antiguos egipcios
a Carmina Burana y la montaña
porque estoy enamorado
ahora sé que todo es ahora
y ahora es para siempre
que se puede liberar al alma
que darse es crecer
y que el otro es lo mejor de uno
ahora sé que puedo volar cuando quiera
ahora sé que estoy vivo
porque alguien me espera ahora sé los secretos
del mar y la ballena
las diversas formas de la verdad
y la maravillosa certidumbre
de las bellas mentiras
ahora es mío el dolor de todos
y la alegría de nadie
ahora soy el protagonista
del eterno cuento
y ahora que me miras
estoy seguro de saberlo todo
porque estoy enamorado
ahora que dices lo que sin saber callabas
siento en el alma que he vencido al miedo
que Chagall es un poeta porque el color
es una bendita palabra
que todo me pertenece
porque me perteneces
que Lorca era un campanero
porque al leértelo en voz alta
oí las mejores campanas de Andalucía
que las golondrinas ya lo dijeron todo
que es hermosa la estrella que descansa
en Colmenar viejo
cerca de Navacerrada
donde nunca nos prometimos nada
ahora sé que la tristeza es otra cosa
además de nadie
que entre el sueño y la vigilia
vive la ensoñación
el verdadero estado que no sé dónde se dividen las cosas
que la lluvia es otra confesión
ahora comprendo que debo comprender
aquello que me desagrada
porque estoy enamorado
ahora sé que soy bueno
y que puedo ser hermoso
porque estoy enamorado
- ¿Por quién es lo que es?
- Por lo que vi, por lo que oí, por los que leí, es decir que soy lo que
soy por Rembrandt y Paul Klee, por Erasmo de Rótterdam y Octavio Paz, por Beethoven y
Michael Legrand, es decir que me aman por lo que amo, por los maestros que les acerco a los
curiosos, a los que están ávidos de buenas noticias.
- Qué es Cabral?
- Un publicista que vende desde Jesús a Umberto Eco.
- ¿Qué es un cantor?
- Un soldado menos.
Cuando el hombre trabaja Dios lo respeta mas cuando el hombre canta dios lo ama. Algo grande sucederá, lo siento dentro de mí, todo cambiará porque al fin comprendimos que somos la naturaleza, raíces asentadas en la tierra como
las piedras y los árboles. Ya no podrán engañarnos porque al fin comprendimos que somos plantas, que
crecemos juntos en el bosque, que somos flores que perfuman la mañana, que somos
minerales, pájaros que se elevan por la tarde, gatos que frecuentan el misterio de la
noche. Por fin comprendimos que somos el sol que da vida e ilumina los días de
todas las criaturas de la tierra, que somos los cometas que trajinan el espacio, los
felinos que saltan, las nubes que intrigan al venado que también somos, los
mares que se unen, las olas que juegan sin descanso, el fantástico tiburón, el misterioso delfín
que nos trae el mensaje de otros mundos, el aire que nos envuelve, el viento que nos
despierta para los sagrados rituales de la libertad, la nieve y la lluvia, lo que el planeta
engendra, lo que el volcán destruye, lo que el tiempo transforma, la excitación de la partida
y la alegría del regreso. Todo esto porque somos uno con Dios, que es todo.
Los viejos pianistas de los hoteles son gente especial y tierna, asumen el
fracaso con humildad (nadie estudia tanto para tocar en una cafetería para gente que
solo está atenta al desayuno y al guía de tour.) Se quedaron fuera del teatro, al
costado de los conciertos, tuvieron que abandonar a Chopin para sobrevivir con Pérez
Prado en el lobby
de un hotel cinco estrellas donde tocan, rápida y desganadamente, algo de
allá y algo de aquí, lo más pobre de Gershwin y las mayores cursilerías del bolero. Irremediablemente se sacan de encima los tangos con el dominante y el
tono, fatalmente terminan así para correr a mi mesa para comentar y homenajear a
Mahler o a Wagner.
Los aires de libertad siempre nos benefician, y eso se nota en la
excelente vida cultural de San José. Entre muchas cosas me regalo la música para ver, la poesía en
movimiento del teatro Negro de Praga.
Al final, y por ellos, me pregunto si la realidad no será solo una ilusión
compartida con todos, un sueño en el que todos coincidimos.
- ¿Extraña Argentina?
- No.
- ¿Por qué?
- Para no perderme Costa Rica.
Aprovechando que no está Ravel, me dice el pianista del hotel, voy a tocar
el bolero. Amonegacho es economista pero se desvela por la culpa de la poesía.
Tenemos a Verlaine en común, me dice, y me acerca algunas líneas mientras Pérez
Celis homenajea a Reverón, una luz que todavía no descubrieron los que fueron
sus vecinos en Macuto, cerca de Maiquetía, el aeropuerto de Caracas.
- Es jueves y es viernes y sigue siendo agosto, es Lawrence y Borges y sigue
siendo Whitman. Lo único que cambia es que aquí no hay ejército, por eso este andar despreocupado de los ticos, por eso los periodistas repiten, ante todo, mi
lado poético:
desde lo peor de nadie
y lo mejor de ninguno
renacerás invicto
en el invicto mundo
renacerás entre la hierba divina
que salvara al espíritu de Whitman
o donde el hombre fue Constantinopla
o donde fue tan sabia Alejandría
Renacerás un día en los trigales
Que iluminaron a Van Gogh
O en medio de la noche misteriosa
Donde estalló Rimbaud
renacerás para llorar
porque no sabes
renacerás para cantar
porque confías
renacerás para buscar
ansiosamente
igual que yo
a la mujer perdida
renacerás de todos
y serás el uno
renacerás y lo sé
porque renaceré contigo igual que ayer
una y mil veces
para recomenzar conmigo
y con los otros
el antiguo y bello cuento lujurioso
de sueños y manzanas y silencio
con que recrea el todopoderoso
renacerás para cantar la gloria
del que decide caprichosamente
el curso de los mares y los ríos
de la nada bulliciosa de la gente
las diversas verdades y la fauna
la soledad que solo está en tu mente
los reflejos de una sola luz
la eternidad que vive en el presente
- ¿Tiene planes?
- No, pero estoy tranquilo porque seguramente Dios tiene algo pensado para
mí.
- Cuénteme una anécdota.
- ¿Por qué no escribió más?, le preguntaron a Juan Rulfo, y él dijo:
Porque se murieron los que me contaban historias.
Después de dos conciertos en el Teatro Melico Salazar retornamos a la
ciudad de Panamá, donde la lluvia torrencial calma al calor intenso y excita a las
exóticas aves y las diversas plantas del extraño Hotel Riante donde no se ve a nadie, que
parece abandonarlo, que es bellamente intrigante (una atmósfera de muerte señorea
en la
plena vida.)
La indiscutible verdad de la belleza se manifiesta en las flores que nos
rodean y los guacamayos que siempre me llevan a García Márquez, que le puso alas al
fuego de Faulkner. Subir y bajar de los aviones, entrar y salir de los hoteles,
esto es lo que hice toda mi vida, por ejemplo desayunar en San José de Costa Rica y almorzar en la
ciudad de
Panamá, donde la soledad erotiza al hotel donde las aves libres y las
enjauladas chillan y cantan bajo la lluvia.
Es tres de septiembre. Después de nadar en la solitaria piscina rodeado de
flores y palmeras, retorno a mis papeles, que pronto serán cuadernos en las
librerías de varios países. Anda tranquilo sin preocuparte Dios va contigo a todas partes. Salimos del Panamá que sobrevivió al pirata Morgan en mil novecientos
setenta y uno para convertirse en éste gigantesco bazar donde se vende todo lo
innecesario. Recuerdo al inefable Whitman, el que le decía a la naturaleza:
Smile because your lover in coming!
HABLAR LITERALMENTE CON LA RECTITUD E INDOLENCIA PERFECTAS DE LOS
MOVIMIENTOS DE LOS ANIMALES Y CON LA CUALIDAD INTACHABLE DEL SENTIMIENTO
DE
LOS ARBOLES EN LOS BOSQUES Y DE LA HIERBA ES LA VICTORIA DEL ARTE
Las puertas del granero están abiertas para la pesada gente que trae la hierba seca, el sol descubre sobre la alfalfa tostada algún destello verde.
Después de trabajar me tiendo en la cresta de la carga para ver a la luna, a la desnuda luna que es mi espejo y será mi lápida.Soy el recién venido si en éste momento siento toda la vida ahora mismo estoy naciendo y estoy naciendo en el que me despertó para él estoy naciendo.
Nacía para cantar la gloria de Dios que está en cualquier rincón que mire porque cada cosa fue hecha por una mano decidida por el Señor
desde la silla a la canción que canto para declarar que una grandiosa mano puso alrededor mío al universo.
Le dije a mi alma: escribamos versos para mi cuerpo al fin y al cabo somos uno Estamos a punto de estallar, es decir cerca de un cambio, del comienzo de
otro ciclo, por eso la mayoría se siente paralizada por el terror, aunque no sospechen
los días que vendrán. Es como un pánico premonitorio que se siente día a día y pueblo a
pueblo, algo que seguramente sintieron los atlánticos. Nos acercamos al desastre, es decir a otro nacimiento, y esto es
excitante, ante todo para el artista. El azar eligió a los verdugos, que son odiados por la
multitud. La aniquilación ya comenzó, la aniquilación que se vino preparando durante
muchos años, aunque le echemos la culpa al último siglo, es decir a Hitler, a la
industria desmesurada, a las drogas, a los imperialistas, al sida y a tantos otros emergentes,
como el rock and
roll y el stress.
Esto indigna a la mayoría y excita al artista, que es la versión alada del
individuo, el que vibra y crece con los cambios. Los aparentes verdugos, sin sospecharlo,
están por apretar el botón de la purificación.
Los pocos que están claros saben que deben experimentar éste infierno, no
evitarlo (si es que fuera posible), que deben sentirlo, no analizarlo (basta del gris
de Freud, animémonos al blanco y negro del Dante!)
Nada tan excitante como ésta realidad (solo el que acepte éste momento de
la humanidad podrá pasar a la otra era.) Seamos el Jesús de los esenios, que comprendió, y no el de Wall Street, que tiene miedo, aunque negocie con el odio de las distintas
tribus.
Algunas voces hechizadas siguen proclamando lo trascendente, donde el
hombre está vivo para siempre, por eso puede vivir serena y naturalmente el ahora
mismo (para mí, todo el mundo es el presente de Bogotá, donde el avión de Aerolíneas
Argentinas hace la
primera escala.) Si no somos capaces de ver la totalidad no conocemos al mundo, no
alcanzamos al hombre que debemos ser. Solo cuando veamos la totalidad podremos sacar a
la destrucción de nuestra cabeza y al pasado de nuestra sangre.
Debemos animarnos a ver la realidad porque es la que despierta al hombre
(sospecho que la realidad y la conciencia son la misma cosa y que la muerte es la
primera idea que debemos descartar para recuperar la serenidad y darnos tiempo, aunque la
inmortalidad no es para todos, es algo que gana cada uno, como la conciencia, que solo la tiene el que quiere tenerla, el que se anima a ella, es decir el que se anima a la
realidad.) Debemos salvarnos del peor encierro, que es encerrarse en uno mismo.
Debemos enriquecernos con lo que nos rodea y perder el miedo al acabar con las
diferencias. La única muerte sucede en la vida, y es la del hombre encerrado en sí
mismo. Eternidad, en hebreo, quiere decir victoria, no perduración, entonces muerte
significa, perder, no cesar. Las escalas en Guayaquil siempre son calientes, el calor ocupa
todo, por eso nunca supe si hay otra cosa. En este momento crucial nadie dice no o lo dicen todos a la vez, que es lo
mismo porque si no está el uno no hay nadie. Pero yo todavía espero oír la voz del cada
uno que hay en cada cual, sino ya habría dejado de caminar por el mundo.
A veces me encuentro con los hombres-puente, los hombres de la transición,
los héroes que comprenden al pasado y se dirigen al futuro con esperanza porque su
presente está pleno, lleno de alegría. Por éstos individuos vale la pena caminar, agotarse en los aviones y
perderse en los hoteles, comer solo y no tener la complicidad de nadie. Estos héroes no
buscan la muerte como los políticos y los militares sino la realidad, la experiencia
ancha, que está en la valentía de la entrega. Por éstos hombres hubiéramos llegado a la
salvación sin pasar por el exterminio.
Bajar, aunque sea por media hora, en Santa Cruz de la Sierra a las cinco
de la mañana, es tan loco como pensar que es progreso la furiosa locura de producción de
Japón o Alemania, claro espejo de su impotencia, de su pánico, de su poco talento
para vivir. Su gigantesca actividad propaga la muerte que llevan dentro, como la
indolencia del sudamericano es un suicidio lento y el poder siempre está en manos de la
gente muerta. Esta gente envenenará a todos para que nazca el nuevo hombre, aunque nunca sospecharon semejante destino. Entonces el hombre, liberado de compromiso,
será inmortal.
No fue más misterioso
caminar por el misterioso mundo
ni buscar en el arte
la bendita semejanza con el creador
ni trajinar los laberintos de la mente
en busca de respuestas
a las preguntas del corazón No fue más misterioso
descubrirme en los otros
ni perder (mágicamente)
el camino de egreso a la que
misteriosamente
era mi casa
No fueron más misteriosos
esos misteriosos asuntos
que coincidir contigo
en éste punto del planeta
para alimentar el amor
misteriosa razón del universo
Este es el momento de hacer realidad la vida, que es recreación constante,
de ubicarnos en lo más luminoso del tiempo y el espacio (aceptar la vida es un
principio universal, una ley cósmica.) En los momentos más peligrosos es cuando más se comprende el milagro de la
vida, los
hombres que llegaron a éste punto son los que más luz nos legaron, los que
casi lograron el milagro de nuestro despertar, de nuestro nacimiento definitivo, si es
posible salvarse de éste ir y venir de las nubes al fango que nos ha convertido en
pesimistas, que nos hace soñar con la muerte que creemos liberadora.
En este momento las ilusiones no pueden tapar a la verdad: abrimos los
ojos o nos tapan nuestras propias sombras. Ya no podemos escapar, es hora de despertar para
salvarnos juntos, es el momento de comprender que no admite solitarios el camino a
la verdad. Escapemos de las cárceles que son las sectas que se formaron detrás de los
hombres luminosos, que no las querían (ninguna escuela está a la altura de los
hombres
inspirados.) Abramos todas las ventanas para ver la totalidad que nos
salvará, prodigio que está más allá de los mundos imaginarios que nos condenan al
separarnos. Dejemos de lado a la Historia, que nos lleva de fuga en fuga, de fragmento en
fragmento, es decir de desgracia en desgracia, de repetición en repetición, constantes que
siempre llevan al hastío, al eterno callejón sin salida donde se nos agotan las
esperanzas, donde el aburrimiento nos pone en manos de cualquiera.
El nuevo hombre saldrá en todas direcciones, será multidireccional, su
espíritu sumará su cuerpo al del mundo, entonces se reverenciará cuando lo reverencie. En la destrucción que sufrimos hay una bendición oculta, por fin estamos
perdiendo lo que nos envenenaba, Las razas, las nacionalidades, las religiones, todas
esas rutinas que llamamos cultura (la cultura solo puede ser universal), comienza a perder
prestigio, está claro que desaparecerán. Será una victoria que muchos cobardes llorarán.
El instinto de vida y el instinto de muerte están librando las batallas
finales, ya se insinúa el final de la guerra donde, a pesar de los hombres y de todas
maneras, vencerá la especie porque el exterminio total nos llevará a la totalidad, que es
lo único real (además, solo desaparecerá lo que no nos pertenecía, lo que estaba de
más.)
ESCAPA DE LOS QUE
COMPRAN LO QUE NO
NECESITAN CON DINERO
QUE NO TIENEN PARA
AGRADAR A GENTE
QUE NO VALE LA PENA
Escape de los que compran lo que no necesitan con dinero
que no tienen para agradar a gente que no vale la pena
Lo verdadero está en la calle, lo demás es literatura, que de todas
maneras es lo que más amo (tal vez el único sentido que tiene el mundo es que el hombre lo
convierta en un libro.) Soy un extraño más en las ciudades, un patriota si la patria es la Tierra, el planeta
donde me crezco permanentemente, lo demás es una idea, nada más que
Historia, que es una pequeña fábula que insiste debajo de las estrellas. Soy un eterno
prófugo de los ordenados cementerios con flores de plástico y máquinas de
calcular, tonterías por las que pierde la salud tanta gente.
Yo nací, yo crecí en medio de la calle, entre los peores mercados y las
más tristes estaciones de trenes, entre la vegetación de hierro y basura, bajo el
signo de géminis, que es esto y lo otro, dos a la vez, lo diestro y lo siniestro. El que
nace en la calle vagará toda la vida, está benditamente condenado a la libertad, irá del drama a
la fiesta, del tanto al rock and roll, es decir de Gardel a Presley. El que nace en la
calle estará
rodeado de óperas y ensueños, de guerra y quietud. El mundo me llenó de datos que me dan una seguridad metafísica, que es la
única posible, por eso, sin miedo, pude acercarme a la gente más diversa en las
afueras de
Alejandría,
en Ancara,
en Hamburgo,
en Hong Kong,
en New York,
en Tijuana,
en Puerto Príncipe,
en Bilbao,
en Sevilla,
en Estoril,
en Moscú,
en Génova,
en Montevideo,
por eso no tengo que inventar, me basta y me sobra con recordar.
La calle es la aventura mayor, la calle es más fuerte que el fondo del mar, más delirante ue la locura, más sensual que las noches de Praga y las mujeres de Bahía. En la calle está la vida, por eso hace frío de verdad, por eso el calor es
tremendo, no hay aparato que te salve de ellos.
La calle parece imposible pero siempre, si estás atento, te ofrece
salidas, coartadas por donde se sale a calles que se remontan como ríos, calles generosas donde
vivir es una permanente fiesta, calles que se abren hasta convertirse en un
horizonte pletórico de caballos y jazmines.
No hay mejor liberal que un socialista tímido ni hombre más inteligente
que el marxista que dejó de serlo. Un marxista, sin la limitación del dogma, tiene más
información intelectual que cualquiera, por eso nunca gana (en una sociedad de
consumo, a la victoria la decide la estadística, no la inteligencia, y los inteligentes
son pocos, por eso se escucha a Michael Jackson, no a Debussy, por eso yo trabajo más que
Yupanqui.)
No hay que pensar porque el que piensa, a lo sumo, llega segundo (Fellini
nunca llevará tanta gente como Stallone.) No hay que pensar, solo hay que madrugar, por
eso los hermano judíos nos llevan ventaja en todo, hasta empiezan el año antes que
nosotros. Yo me crié con judíos, por lo menos intelectualmente, es más, soy un
verdadero judío errante. Admiro su capacidad de trabajo, su inteligencia, su sentido de la
comunidad,
pero hay una cosa que jamás les perdonaré: la injusticia de que un hombre
tan feo como Woody Allen le haya hecho un hijo a una mujer tan bella como Mia Farrow!
Después de unas horas en Buenos Aires (que es el capricho de mi corazón)
vuelo a Montevideo para declarar en el teatro:
Yo vengo de todo el mundo
vengo de toda la gente
de la magia del pasado
y la furia del presente
Yo vengo de la alegría
vengo de la libertad
del hijo del carpintero
y del padre de la mar
en mi corazón cristiano
suenan voces musulmanas
hay budistas y judíos
en mi sangre y en mi alma mi sombrero es cordobés
y mis botas son tejanas
mi guitarra es japonesa
y mi canción mexicana
todo lo que te sucede
pasa por mi corazón
vos y yo somos lo mismo
todas las cosas son Dios
una vez estuve cerca
y otras veces me perdí
no es casual que me suceda
lo que te sucede a ti
para arriba y para abajo
caminé por tu país
bella tierra y bella gente
con la que yo soy feliz
te traigo buenas noticias
por eso vengo a tu pueblo
dios espera que en la tierra
los hombres nos encontremos
pensar pensando
comer comiendo
dormir durmiendo
soñar soñando
Los ingleses deben irse de Hong Kong en 1997 y el canal de Panamá
retornará a los panameños en 1999, año en que también se borrarán los libros impresos en
papel con alto contenido de ácido, por ejemplo los libros de bolsillo (es
difícil pensar que pueden desaparecer de nuestra biblioteca García Márquez, Joseph Conrad, Jack
London, Truman
Capote, Henry Miller, Ray Bradbury, Vargas Llosa, Octavio Paz, Marguerite
Yourcenar y tantos otros que son una manera inteligente de la felicidad.)
En 1999 se habrán acabado las naciones y los sistemas económicos y
políticos actuales, por lo tanto desaparecerán las efemérides, los aniversarios que
festejamos. En una nave interplanetaria llegará el virus que matará al 10% de la
humanidad en el año 2000, fecha en que ya 50.000 personas vivirán y trabajarán en el espacio.
En ese año también se podrá cambiar cualquier parte enferma o gastada del cuerpo
humano y
estarán al alcance de la gente los taquiones, partículas que podrán viajar
al pasado, entonces sabremos más de Lao Tsé, de Moisés y de Hermes Trismegisto.
En el año 2020 los recién casados podrán pasar su luna de miel en la luna
y satélites solares eliminarán la noche, algo bueno para los puritanos pero malo para
los ladrones, los amantes y los poetas que viven, crecen y aman en la noche, los poetas
que escapan del día que los mata fácilmente con la violencia mediocre de los
ciudadanos. Te elegí como madre por la misma razón por la que Dios te eligió como hija.
Regreso a Buenos Aires para quedarme quieto tres días para ordenar un poco
la poesía que me provoca el mundo (estoy cansado de perderla en los hoteles y los
aviones que cruzan el planeta.) Después volveré a escapar de la rutina que duerme su
siesta en los ministerios para perderme en los caminos donde la vida se siente a sus
anchas, los caminos que crecieron a Gurdjieff y a San Francisco.
No puedo señalarte el camino porque ni siquiera sé quién me lleva de la mano La vida del artista es simple: Camina por las calles de la ciudad sin un peso en el bolsillo hasta que consigue una oportunidad, entonces va de teatro en teatro por el
mundo y en los intermedios bebe café, ama a cualquiera, se emborracha con marinos y
colegas, adora a Michelángelo y a Picasso, se detiene extasiado en el Nilo y
excitado en el Sena,
duerme en hoteles siempre diferentes y un día muere solo para que lo
descubran todos.
En Buenos Aires me reencuentro con Fausta Leoni (autora de Karma, un best
seller en éste momento), amiga italiana que produce programas para la RAI. Acaba de
hacerle un reportaje (es una hazaña) al Sai Baba en la Judía (Sai Baba es un
productor de milagros desde que era niño, hazañas como hacer salir un bibuti, que es un polvo
sagrado, de la punta de sus dedos o traer de la muerte a mucha gente.) Fausta me habla con entusiasmo de Auroville, al sur de Madrás, donde
seiscientas
personas de quince países están logrando un nuevo modo de comunidad donde
no se depende del dinero sino de la hermandad (recuerdo a los tarahumaras de
Chihuahua), de la buena voluntad, por eso han desterrado, ante todo, la idea del pecado,
incluso creen que la armonía puede alejar a la muerte.
Esta gente, me dice Fausta con emoción, vive con éxtasis, por eso yo me
enamoraba a cada rato de cualquiera! Fausta cree, como el I Ching, que es el momento de que yo regrese a Europa
y al Oriente.
De ésta manera prologaba Jorge Luis Borges la versión de Carl Jung del I
Ching= El porvenir es tan irrevocable como el rígido ayer. No hay una cosa que no
sea una letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo.
Quien se aleja de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida es la senda futura y recorrida. El
rigor ha tejido la madeja. No te arredres. La ergástula es oscura, la firme traba es de
incesante hierro,
pero en algún recodo de tu incendio puede haber una luz, una henchidura.
El camino es fatal como la flecha, pero en las grietas está Dios, que acecha. En el Barrio Norte, muy cerca de donde vivió Borges, compro mi primer
departamento, un lugar donde guardar mis papeles y mis libros, esparcidos por el mundo.
Es una sensación maravillosa comenzar a juntar todas mis partes en una calle
parisina de Buenos Aires. Muchos papeles, es decir mucho de mí, perdí en los hoteles,
los aviones, los barcos, los trenes y los automóviles, pero seguramente no eran para
mí, de lo
contrario no los hubiera perdido.
Si no alcanzaste lo que querías alcanzar fue porque no era necesario para tu corazón porque si hubiera sido necesario para tu corazón lo hubieras alcanzado Es un extraño placer empezar a acomodar mis cosas en éste rincón del mundo,
juntar al Quijote de Saavedra, a las confesiones de San Agustín, a la Biblia de
Jerusalem y otras versiones, a las obras completas de Borges, a Whitman, a Rimbaud, a
Prevert, a Cortázar, a Poe, a Malraux, a Rulfo, a Daumall, a Eliot, a Rumi, a Gombrowicz,
a
Ungaretti, a Hesse, a Fromm, a Krishnamurti, a Chesterton, a Erasmo de
Rótterdam.
TODO SEGUIA IGUAL
AUNQUE EN GUATE-
MALA LA TIERRA SE
ABRIERA Y NIXON
DUDARA Y PERON
INSISTIERA. ESAS
COSAS NO IMPE-
DIAN QUE LAS
CIGüEÑAS RE-
TORNARAN A ES-
PAÑA NI QUE LOS
VINOS MADURARAN
CON LOS QUESOS Y
LAS CANCIONES
NI QUE LA TIERRA
DIERA VUELTAS PARA REGOCIJO
DEL SEÑOR, PADRE
DE MI MADRE, QUE
AMABA A CELEDO-
NIO FLORES COMO
YO.
Somos presa de asociaciones infinitas, como Borges de Macedonio Fernández
y éste de John Donne y éste de Homero, que dependía hasta de las adivinanzas de los
pescadores, y si digo pescadores Neruda y Matilde y el amor, entonces Sylvia, que si
todavía me ama es por los que amo.
- ¿Qué es lo más desdichado? le pregunté al derviche en las afueras de
Teherán.
- No encontrarle sentido a la vida, me dijo.
- ¿Qué hace el hombre maduro?
- Aceptar que todo termine siendo una monotonía, pero también goza la
diversidad de las reiteraciones. El hombre maduro, ante todo, espera, privilegio del que
ha superado a la ansiedad.
- ¿Adónde le gusta vivir?
- Por ahora, aquí, no podemos ser descorteses con el ahora y aquí que nos
eligió Dios.
Sería bueno que mañana quiera vivir donde esté, al fin y al cabo el mundo
está en uno.
- ¿Qué le gusta pensar?
- Que siempre habrá otra oportunidad.
- ¿Qué es lo que más le agrada?
- Ver cómo se renueva la naturaleza, que no pierde tiempo con la cultura
que se le opone, que hace trampas para evitarla.
Señor, te pido perdón por mis pecados, ante todo por
haber peregrinado a tus muchos santuarios olvidando que
estás presente en todas partes. En segundo lugar te pido perdón por haber
implorado tantas veces tu ayuda, olvidando que mi bienestar te
preocupa más a ti que a mí. Y por último te pido perdón por estar aquí pidiéndote que me perdones cuando sé que nuestros pecados nos son
perdonados antes de que los cometamos.
Infatigable, busco la manera que no fue descubierta, el camino no
transitad, la nueva esquina. La busco en Montevideo y la busco en Buenos Aires, en Phoenix y
en México D.F., en New York y en Ambato, en el centro de Tel Aviv y en los costados
del Sena donde frecuentan a Borges más que en los costados del Río de la Plata.
LO RECUERDO AHORA MISMO,
ESTALLA EN MI MEMORIA EN
LA MITAD DE LA PLAZA SAN
MARTÍN = SE LLAMABA JUAN
Y VIVIA EN EL SUR. EN UNO
DE SUS VIAJES AL NORTE CO-
NOCIO A MARIA, QUE LO HI-
ZO UN HOMBRE EN UNA MA-
DRUGADA DE SAN ISIDRO. DES-
PUES SE BIFURCARON LOS SEN-
DEROS, COMO EN EL JARRÍN
DE BORGES, POR ESO AHORA VEO,
DE VEZ EN CUANDO, SOLO A UNA
PARTE DE AQUELLA TOTALIDAD,
LA QUE INSISTE EN LLAMARSE
MARIA.